
Te despierta por dentro. Es una forma tan potente de renovarse que no es algo que puedas compartir con cualquiera.
Lo suyo es elegir bien quien te guie.
Completar meditación y conciencia corporal es mágico.
Mentiría si dijera que me recuerdo siempre bailando desde pequeñita. No es verdad.
Mentiría si dijera que me he formado en prestigiosas escuelas internacionales de danza. No es verdad.
No mentiría si dijera que ahora no puedo dejar de meditar cada día. Es verdad.
No mentiría si dijera que escucho música y se me van los pies. Esto si que es verdad como un templo.